Virusillos euskaldunes
Algún virusillo me ha cogido por banda y me está amargando el fin de semana... Fiebre, dolor de estómago, naúseas... No, yo no creo que me esté muriendo, pero desde luego me podía haber puesto medio enferma entre semana...
En casa tenemos nuevo teléfono. Es curioso lo poco necesarios que son ciertos útiles caseros. Estuvimos 5 meses sin microondas, y no sólo descubrí que se puede vivir perfectamente sin ese chisme probablemente cancerígeno, sino que ahora que lo tengo, apenas lo uso. Y es que somos animales de costumbres. Sin terminal telefónico hemos estado 6 meses, pero hace poco el hermano de Claudia y sus amigos, que nos hicieron una visita, tuvieron a bien regalarnos un teléfono. Y de diseño. Muy fashion, y con un estampado proviniente del cuadro de la noche, o las estrellas, o el café nosequé (no recuerdo el título), del automutilador impresionista Van Gogh.
Eh, y en este arranque tecnológico sin par, también he de decir que Febrero me trajo un iPod. Un monísimo chisme pequeñísimo donde puedo guardar algunas de esas canciones cuya letra me tomo la libertad de reproducir en las entradas del diario.
Y ahora me voy de Gernika un rato para volver después. Hay un concierto de unos chicos muy simpáticos que cantan en euskera. Voy a ver si se me pega algo, porque en esta ciudad me siento como una extranjera. No a causa de la amabilidad de los paisanos, que es mucha, sino porque mi euskera no pasa del del famoso chiste ¿Es kara la kakatua?.
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Urepel
Txoko txiki bat zara
benetan maite zaitut
_______________(Urepel - Gatibu)___________________
En casa tenemos nuevo teléfono. Es curioso lo poco necesarios que son ciertos útiles caseros. Estuvimos 5 meses sin microondas, y no sólo descubrí que se puede vivir perfectamente sin ese chisme probablemente cancerígeno, sino que ahora que lo tengo, apenas lo uso. Y es que somos animales de costumbres. Sin terminal telefónico hemos estado 6 meses, pero hace poco el hermano de Claudia y sus amigos, que nos hicieron una visita, tuvieron a bien regalarnos un teléfono. Y de diseño. Muy fashion, y con un estampado proviniente del cuadro de la noche, o las estrellas, o el café nosequé (no recuerdo el título), del automutilador impresionista Van Gogh.
Eh, y en este arranque tecnológico sin par, también he de decir que Febrero me trajo un iPod. Un monísimo chisme pequeñísimo donde puedo guardar algunas de esas canciones cuya letra me tomo la libertad de reproducir en las entradas del diario.
Y ahora me voy de Gernika un rato para volver después. Hay un concierto de unos chicos muy simpáticos que cantan en euskera. Voy a ver si se me pega algo, porque en esta ciudad me siento como una extranjera. No a causa de la amabilidad de los paisanos, que es mucha, sino porque mi euskera no pasa del del famoso chiste ¿Es kara la kakatua?.
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