18.6.06

El poder de la blasfemia.

Me han robado el móvil, hace unas horas.
Me cago en el alma del hijo de la gran puta que me lo ha robado. ¿Que no sirve de nada? Posiblemente, pero desahoga. Y como el móvil ya está dado por perdido, por lo menos poder cagarme en todo.
Un puto móvil ladrillo, nada que ver con un último diseño, sin cámara de fotos, sin apenas nada excepto un par de fotos y cientos de teléfonos en la agenda. Teléfonos que a nadie sirven para nada, excepto a mí, porque nadie puede hacer llamadas con esa tarjeta, está cancelada. Y no sé si con el teléfono, puesto que estaba bloqueado para esa SIM, que a su vez se encuentra bloqueada en estos momentos.
Qué ganas de dar por el culo.

Ojalá la vida le devuelva la faena por donde más le duela. Yo sobreviviré. Sin duda.

P.D. Si me llamáis de aquí al Lunes, os podéis cagar en la puta madre del que coja el teléfono, porque no seré yo. De no ser que os ofrezca una devolución, claro, en cuyo caso agradecería un comportamiento más decoroso...

1 Comentarios:

Blogger amebaboy said...

Maldito sea.

19 junio, 2006 10:16  

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